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Pequeño Lobito

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Duermes en mi regazo como un río en su cauce,  
Rico, lobo de miradas que derriten el sauce.  
Grabo cinco minutos de tu paz fugitiva,  
mientras el tiempo escribe una historia no vivida.  

Abres los ojos: dos lunas que rompen el hielo,  
en tus pupilas navega el barco de mi anhelo.  
Siete u ocho años juntos (nadie sabe el secreto),  
son raíces de un árbol que crece en mi pecho.  

Tu hocico, antes carbón bajo noches traviesas,  
hoy es nieve que guarda historias traviesas.  
Tus patas perseguían el viento en su juego,  
ahora pintan caminos de un lento sosiego.  

El veterinario cuenta lunas en su cuaderno,  
yo sumo las caricias que guardó tu invierno.  
Las cojeras son versos de un poema cansado,  
pero tu corazón late joven a mi lado.  

Ojalá los relojes murieran en tu almohada,  
y cada año mío fuera una uva prestada.  
Pero sé que este vídeo, cuando el tiempo me hiera,  
será un eco de tu aullido... y mi voz prisionera.  

Pequeño lobo gris, cansado y sincero,  
tu amor es un latido que no entiende de acero.  
Aunque el horizonte te llame con su dedo,  
en mis huesos vivirás cada vez que te sueño.